Para Berisso, Mi Pueblo húmedo
de Raúl Filgueira
Cien sangres diferentes que a raudales
llegaron a tu tierra fraguaron tus cimientos.
Perpetuidad de lucha a toda hora
te ofrecieron tus hijos
y un crujir de pulmones en los tornos
fue el incienso quemado…
¡Nunca un pueblo escribió en la patria
tanta gloria en silencio
con rechinar de dientes
y el brazo distendido en el esfuerzo!
Peregrino sediento
Reclinas tu cabeza allá en el monte
Y refrescas la frente sudorosa
que cayera vencida por el sueño…
Los arroyos te abrazan.
son los brazos del legendario Plata
que quiere estrechar contra su pecho
al hijo predilecto,
y regala su limo que se asoma a tus calles,
tus calles que transpiran agua turbia.
Hay un algo de grande en tu presencia
Y te alzas en ti mismo
Con el joven orgullo del imberbe,
pero no te ilusiones,
sobre la efigie de tus casas nuevas
se alzarán los años
su antítesis de lata…
Y te concibo así, tal como ahora
un destino implacable de colmenar humano,
mujeres que amamantan a sus crios
con sudor de trabajo,
colocando laureles en la frente
de nuestra noble Patria,
laureles que se nutren con el humus
del músculo constante.
Sobre cada adoquín de tu empedrado
hay un rostro de hermano fenecido
que mira hacia lo alto,
hay un grito de ausencia en cada puerta
por los seres queridos que cayeran
al pie del engranaje.
Proseguirás tu marcha laboriosa
con un bosque de brazos que te impulsan
victorioso,
por siempre victorioso,
más allá de los músculos desechos
y labios apretados,
más allá del esfuerzo,
más allá del parto doloroso
de barro y agua sucia,
más allá de la vida y de la muerte,
Y ha de repercutir sobre la tierra
yu esfuerzo de gigante,
mientras yo quedaré muerto olvidado,
un atomo de polvo
que ha de buscar en la impalpable brisa
el camino perdido.
1 comentario:
lindo relato amigo.
me gustó tu blog.
el boleto de colectivo a 1.90 me parece un robo. algo voy a hacer.....
un abrazo.
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